Me encanta perderme por Barcelona y descubrir sin esperarlo, locales que guardan, en su interior, románticas terrazas como ésta del Café Caracas de la calle Girona.
Este café bar, perteneciente a una cadena de tiendas-cafeterías con más de cuarenta locales y de cincuenta años de historia, nos acoge al entrar con una decoración tradicional y clientes en su mayoría habituales que entablan con con los camareros la pequeña conversación del día.
Y cuando traspasas esta cálida acogida y llegas al final del local encuentras la salida a una luminosa y tranquila terraza. Este rincón es un regalo especial para los que buscan más tranquilidad, o un lugar donde fumar.
La terraza es toda blanca encalada, y separada en dos espacios: el uno limitado por un toldo y una barandilla de piedra con jardineras que abrazan unas pocas mesas y sillas , y el otro, más íntimo y romántico, con bancos de terraza a la sombra de los naranjos.